"Un auténtico amigo tiene todos los derechos sobre el corazón, pero ninguno sobre la libertad".
Quien no ama a los gatos es porque su naturaleza posesiva no concibe una relación de confianza con un ser que no se rinde a ningún tipo de comprometida fidelidad.
Las relaciones de confianza se basan en la experiencia. El verdadero amor, sin embargo, se sostiene aún en fonámbulas situaciones y el juego de la confianza no debe ser un agravante.
Ninguna libertad puede ser coaccionada, aunque en el devenir, acercarse al borde de un precipicio haga a veces perder el equilibrio.
Somos entes volubles, efímeros pero extremadamente sensibles. Involucrarse en el transcurso de la vida de otro es extremadamente complejo y por lo general daña todo tipo de raices, porque éstas se extienden a su vez, en más ramificaciones de las que en un primer momento podemos llegar a percibir.
En el todo; debe ser palpable el concepto de aprehender. Debe ser un esfuerzo que parte del respeto a la dignidad humana, y tal fin, la liberdad de uno, acaba justamente donde empieza la del otro y si alguien se considera lo bastante cuerdo y coherente en sus principios como para ser capaz de vulnerar esta condición, ejerciendo de juez en lo absurdo, allá él con la responsabilidad del transcurso de los acontecimientos, porque cualquier error no se debe tanto a la primera persona como a la segunda a la cual representa.
Quien no ama a los gatos es porque su naturaleza posesiva no concibe una relación de confianza con un ser que no se rinde a ningún tipo de comprometida fidelidad.
Las relaciones de confianza se basan en la experiencia. El verdadero amor, sin embargo, se sostiene aún en fonámbulas situaciones y el juego de la confianza no debe ser un agravante.
Ninguna libertad puede ser coaccionada, aunque en el devenir, acercarse al borde de un precipicio haga a veces perder el equilibrio.
Somos entes volubles, efímeros pero extremadamente sensibles. Involucrarse en el transcurso de la vida de otro es extremadamente complejo y por lo general daña todo tipo de raices, porque éstas se extienden a su vez, en más ramificaciones de las que en un primer momento podemos llegar a percibir.
En el todo; debe ser palpable el concepto de aprehender. Debe ser un esfuerzo que parte del respeto a la dignidad humana, y tal fin, la liberdad de uno, acaba justamente donde empieza la del otro y si alguien se considera lo bastante cuerdo y coherente en sus principios como para ser capaz de vulnerar esta condición, ejerciendo de juez en lo absurdo, allá él con la responsabilidad del transcurso de los acontecimientos, porque cualquier error no se debe tanto a la primera persona como a la segunda a la cual representa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario