jueves, 9 de abril de 2009

¿Sigue siendo?

Cuando cambiamos el disco duro a un equipo informático ¿éste sigue siendo el mismo equipo informático? o por el contrario es un equipo informático, no nuevo, pero si distinto o incluso todo lo contrario a las dos anteriores suposiciones.
Este estadio de duda dió lugar a la verdadera razón de esta nueva inclusión en el blog:
Cuando cambiamos un órgano de un ser querido, digamos un hijo ¿es este hijo un hijo diferente o sigue siendo nuestro hijo?
Puede que toda posible respuesta dependiera del órgano que fuera transplantado.
Si hablaramos del corazón, ese fabuloso órgano que ha dado, y da lugar a todo tipo de tortuosas obras románticas y al cual nos referimos con relativa facilidad para expresar muchos de nuestros sentimientos. Si a un hijo, se le cambiara el corazón, ¿seguiría teniendo éste la categoría de hijo? y ¿por qué no? si un hijo sufriera un accidente que desgraciadamente supusiera un daño irreparable en el cerebro que impidiera que se relacionara con facilidad o incluso que interactuara con sus congéneres ¿seguiría siendo hijo? ¡Sin duda! se podría repetir desde la más absoluta certeza.
Y más aún: si ese lamentable accidente seccionara su cabeza y sólo mantuvieramos su cuerpo o si al contrario perdieramos todo su cuerpo salvo su cabeza. ¿seguiría siendo hijo?
Creo que cualquier categoría consanguínea y así otras muchas, lo seguirán siendo siempre y cuando así lo acepten las ideas que poseemos en relación a las mismas. De esta manera: padres pueden llegar a dejar de interesarse por hijo/as o hermano/as por hermano/as.
Cuando nuestro interés se deposite en un funeral sobre la figura sin vida, tendremos que reconocer que la idea ha dejado de estar ahí y que ahora se encuentra en otro lugar del que en realidad nunca se ha movido.