jueves, 24 de junio de 2010

Arrastrándome

Reptando como una serpiente herida tiento con beneplácito subjetivo todas las corrientes que de forma proximal transcurren ante mí.
No sé si lo que veo es ahora lo que en realidad es, aunque si pienso que si pudiera organizar mi vida de otra forma y ejercer algo más de control sobre las cosas que ocurren no sentiría que las horas, los días y las semanas pasan de una forma tan desmesuradamente rauda. Pero ha de ser así.
Deseo que alguien me invite a soñar la vida para escupirle a la cara y decirle luego que lo siento porque éso ya lo he vivido yo antes.