domingo, 25 de octubre de 2009

Hoy he estado pensando

Hoy he estado pensando si esta última semana ha sido la mejor semana de mi vida. No me refiero a que esta semana haya tenido algo de especial, es posible incluso, que otras semanas en mi vida me hayan proporcionado más alicientes.
En realidad lo verdaderamente transcendente de lo que he estado pensando es, si justamente el ahora, este preciso momento en el que vivimos, este preciso momento en el que hablamos, este preciso momento en el que nos divertimos, amamos o leemos, este preciso momento en el que discutimos, en el que lloramos, en el cual nos riamos, resulte ser, el mejor momento que nos queda y ni siquiera lo sepamos.

jueves, 9 de abril de 2009

¿Sigue siendo?

Cuando cambiamos el disco duro a un equipo informático ¿éste sigue siendo el mismo equipo informático? o por el contrario es un equipo informático, no nuevo, pero si distinto o incluso todo lo contrario a las dos anteriores suposiciones.
Este estadio de duda dió lugar a la verdadera razón de esta nueva inclusión en el blog:
Cuando cambiamos un órgano de un ser querido, digamos un hijo ¿es este hijo un hijo diferente o sigue siendo nuestro hijo?
Puede que toda posible respuesta dependiera del órgano que fuera transplantado.
Si hablaramos del corazón, ese fabuloso órgano que ha dado, y da lugar a todo tipo de tortuosas obras románticas y al cual nos referimos con relativa facilidad para expresar muchos de nuestros sentimientos. Si a un hijo, se le cambiara el corazón, ¿seguiría teniendo éste la categoría de hijo? y ¿por qué no? si un hijo sufriera un accidente que desgraciadamente supusiera un daño irreparable en el cerebro que impidiera que se relacionara con facilidad o incluso que interactuara con sus congéneres ¿seguiría siendo hijo? ¡Sin duda! se podría repetir desde la más absoluta certeza.
Y más aún: si ese lamentable accidente seccionara su cabeza y sólo mantuvieramos su cuerpo o si al contrario perdieramos todo su cuerpo salvo su cabeza. ¿seguiría siendo hijo?
Creo que cualquier categoría consanguínea y así otras muchas, lo seguirán siendo siempre y cuando así lo acepten las ideas que poseemos en relación a las mismas. De esta manera: padres pueden llegar a dejar de interesarse por hijo/as o hermano/as por hermano/as.
Cuando nuestro interés se deposite en un funeral sobre la figura sin vida, tendremos que reconocer que la idea ha dejado de estar ahí y que ahora se encuentra en otro lugar del que en realidad nunca se ha movido.