Siempre que intento retroceder antes de avanzar, tras un momento de liberacion berborreica, acabo enfrentándome a una realidad que de ser querida, hubiera sido la menos querida. Porque nos encargaramos de sacrificar la voluptuosa y aplastante verdad con recuerdos abstractos de algo que pudo haber sido y que sin embargo tenemos la más absoluta certeza de que fue. En aquellos momentos en los que el angosto camino nos deja poco espacio donde descansar es donde podemos crecer o hundirnos sin remedio, aunque siempre con un soplo de oportunidad de rescatarnos o que nos rescaten.
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