
No existe nada realmente que pueda controlar la situación, ni siquiera los instrumentos que han sido diseñados para hacerlo y que prefieren no interferir en lo que creen escapa de sus capacidades porque revelaría cuáles son exactamente éstas. Si su intervención puede estar condenada al fracaso más les vale pisar con pies de plomo y moverse a cámara lenta cuando todo lo demás suena crudo tal clásico tocadiscos a 45 rpm.
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