¿No finaliza el limite de la libertad de uno justo donde empieza la libertad del otro?
La estigmatización de algunos grupos es tan antigua como la propia existencia y en muchos casos se justifica basándose en indicios externos por los que sean fácilmente identificables, ya sean éstos, cacterísticas étnicas o algún tipo de motivo simbólico.
La adaptabilidad a una cultura no se ha de basar nunca en la imposición, porque esta herramienta termina siendo un obstaculizador de la libertad de la persona afectada. La adaptabilidad a una cultura se ha de basar en la exposición, la información, la dedicación y sobre todo en la integración, hasta que la transformación surja si cabe y sólo en el caso de que sea así decidido por el propio individuo, por su propia elección y nunca como una medida de presión del entorno que solamente derivaría en una defensa de la identidad.
Las presiones culturales no resultan beneficiosas sea cual sea el lugar de donde procedan.