sábado, 28 de agosto de 2010

Hoy he sonreido


Antaño, sucedía a veces, que tras un día agotador y una noche revitalizadora, me levantaba al día siguiente sintiéndome de alguna manera limpio, en blanco, en espacio.
Era una sensación increíblemente placentera que de alguna forma me abría de lleno a experimentar las nuevas experiencias del día. Esta sensación daba lugar a una ilusión sin parangón que se filtraba en cada una de las fibras de mi cuerpo y que, por algún extraño motivo, me hacía sonreir.
Actualmente, existen mañanas, donde esa misma sensación, no toda, pero una pequeña parte de ella, parece florecer de nuevo de manera cautivadora en algún lugar de mi ser y aunque no termina de desarrolarse de tan singular manera, al menos, me retrotrae a lo que en algún momento de mi vida ello llegó a significar.
Hoy, al despertarme, sin saber por qué, he sonreído.

jueves, 19 de agosto de 2010

...


Los días se tornan agobiantes y las mentes enfermas se singularizan en abastracción extrema sobrevolando las fauces de un infierno antagónico.
La realidad se subestima y el plano subjetivo ahorra ahora suspicacias en los límites del desconcierto.
Es indudable la incomodidad y la huida se torna difícil.
Cuando las cosas a nuestro alrededor fallan nos vemos obligados a dejar de creer.